Todo abordaje histórico se construye a partir
de la mirada selectiva de hechos que se concatenan en un relato de
acontecimientos interpretados desde una cosmovisión que le da sentido a la
realidad.
Con ese horizonte, la descripción de los
procesos sociales toma cuerpo a partir de la construcción de marcos
interpretativos que permiten comprender y a veces explicar el transcurrir del
pasado y el devenir del presente.
Por eso, al proponernos estudiar el derrotero
de la clase obrera y el desarrollo del sindicalismo en el mundo y centrado en
el caso argentino, debemos aclarar algunos ejes para realizar esa magna tarea.
Surge el trabajo
asalariado
Así, la propuesta para realizar este recorrido,
se centra en exponer la manifestación social de una relación económica
particular, el trabajo asalariado, donde una simple puja mercantil entre el
oferente (dueño de sus horas de vida) y el demandante (contratante de acciones
humanas) no encuentra un precio de equilibrio (como propone la mágica fórmula
liberal, y resuelven su intercambio en la política.
Esta situación se da en la sociedad
capitalista, donde el empresariado tiene que comprar mano de obra para llevar
adelante la producción. Es así, que las y los trabajadores debilitados en su
accionar individual se articulan en un sujeto colectivo, que contrabalancea una
contienda y logra mejorar la retribución de su trabajo y con ello las
condiciones de su vida.
Así, puede entenderse diferentes momentos de
esta relación, desde sus orígenes, donde los trabajadores no tenían más que
perder que sus "cadenas", donde la ley de "hierro de los
salarios" les imponía el mínimo de subsistencia, hasta los momentos de
organización sindical e intensificación productiva, a través de la cadena de
montaje, que les permitía a las y los trabajadores tener algo más que perder,
sus cadenas audio por ejemplo.
Nótese que la exclusión de las trabajadoras en
los orígenes no se debe a una invisibilización, sino a un posicionamiento que
adoptó el movimiento obrero en sus albores, en el siglo XIX. Donde al proponer
la eliminación del trabajo de la mujer y de la niñez, intentaba protegerlos de
tan desigual que los condenaba a un salario miserable en las máquinas.
Esas máquinas, baluartes de la revolución
industrial, desplazaban trabajadores y que tuvo su primer rechazo desde un
movimiento conocido como el Ludismo (1819) que congregó a trabajadores rompiendo
máquinas. Posteriormente, la lucha se reencauzó en una dinámica institucional,
que detalló un decálogo de reivindicaciones (Cartismo 1839) que intentaba
resguardar condiciones mínimas para el desempeño del trabajo.
Así, hacia 1848, el movimiento obrero marcó sus
primeras acciones de lucha, a través de las huelgas, que cuestionaron ese
pujante crecimiento económico con una profunda desigualdad social.
Desde las primeras organizaciones obreras,
siempre podemos establecer una relación entre sus luchas y las conquistas de
derechos. En tal sentido, la propuesta es visualizar el contexto histórico de
la clase obrera, la situación organizativa del movimiento sindical y qué
reivindicaciones y grados de avance va teniendo, en relación a sus derechos,
tanto a nivel mundial como su correlato en el caso argentino.
Así, la explicación que sigue esta exposición
se basa en dos ejes, el temporal y el organizativo y conquista de derechos. En
lo que refiere al temporal, centro la presentación en tres momentos, los orígenes,
la organización y la actualidad del movimiento. En tanto que al organizativo y
conquistas de derechos exponemos las principales reivindicaciones del
sindicalismo y los planteos realizados.
Orígenes
Un prestigioso historiador, Eric Hobsbwan,
señala que 1848 marcó el ingreso protagónico de la clase obrera en la historia
del capitalismo moderno, porque fueron las huelgas de ese año, desplegadas a lo
largo de Europa, las que cuestionaros las bases mismas de la relación
capitalista.
De esos hechos históricos surgió la Asociación Internacional
de Trabajadores, conocida como Primera Internacional de los Trabajadores,
fundada en 1864 en Londres. En el seno de la misma se presentaron dos grandes
corrientes de pensamiento, la liderada por Carlos Marx, impulsora del
socialismo, y la expresada por Mijail Bakunin, propulsora del anarquismo.
Los puntos principales de discusión rondaron la
discusión sobre la jornada laboral, que rondaba entre las 12 a 16 hs; la organización
política; y la propuesta social. Donde la diferencia básica entre socialistas y
anarquistas se centró en la propuesta política, donde unos propiciaban la
organización y los otros la acción directa.
Como producto de ese proceso, se formaron los
grandes partidos obreros en el mundo. El primero fue el PSD - Partido
Socialdemócrata Alemán en 1869, posteriormente se fundarían en España-1879,
Bélgica-1885, Austría-1889, entre otros. Incluso en argentina se formaría el
PSA en 1896. Esta configuración de partidos daría base a la formación de la II Internacional,
en 1896, que a diferencia de la primera, estaría constituida por partidos
políticos.
Para ver las principales reivindicaciones de la
época, se puede recurrir a las imágines que provee un video, centrado en un
fragmento de la película “Los Compañeros” de Mario Monicelli y con la actuación
de Marcelo Mastroiani, especialmente en el debate en el mercado público sobre
la continuidad o no de la huelga. El film está situado en los albores del
movimiento obrero y muestra una huelga con las principales revindicaciones de
la clase obrera: reducción de jornada laboral y derecho de organización
sindical.
A su vez, en el movimiento obrero argentino se
expresaran las mismas corrientes. Tras el flujo de migraciones que nutría de
mano de obra al modelo agroexportador, la configuración en torno a la red
ferroviaria y a los frigoríficos que posibilitaban la explotación económica, se
conformaron los primeros sindicatos. Entre 1857 a 1930 ingresaron al
país unas 6,3 millones de personas en busca de trabajo, preponderantemente
europeos. Y es en el año 1857 cuando se funda la Sociedad Tipográfica
Bonaerense, primera organización obrera del país. Durante la década del ´80, se
crean más de 20 sindicatos, especialmente la Fraternidad de
Maquinistas y Fogoneros de Locomotoras 1887.
Para comienzo de siglo, al calor de huelgas y
crecimiento de organizaciones, se crea la Federación Obrera
Argentina (FOA)-1901, que posteriormente sufrirían la ruptura entre
socialistas, que fundarían la
Unión General de Trabajadores (UGT), y los anarquistas, que
se organizarían en la
Federación Obrera Regional Argentina (FORA). En el año 1909, la UGT se disuelve y se forma la Confederación Obrera
Regional Argentina (CORA). Sin embargo, las diferencias vuelven a provocar una
escisión del ala radical, que reinvindicarían la FORA del V Congreso, y los
socialistas y anarquistas moderado se constiturían a partir de la FORA IX Congresos.
Durante este período, a pesar de la acción
represiva y persecutoria del régimen, que en 1902 sanciona la Ley de Residencia, el Partido
Obrero Socialista Argentino logra bancas en el parlamento, eligen a Alfredo
Palacios en 1904 como primer diputado socialista de América Latina al igual que
a Enrique Del Valle Iberlucea, que sería el primer senador en 1913, cuando el
POSA gane la Capital
Federal.
De las luchas desplegadas por el movimiento
obrero de esa época podemos citar la
Huelga de Inquilinos de 1907; la masacre del 1 de Mayo y la
semana roja de 1909, la
Semana Trágica de 1919 y la Patagonia Rebelde
1920.
Con la expansión del sufragio, la democracia y
el sindicalismo encuentran un espacio para la conquista de derechos. De esta
forma, en 1922 se forma la
Unión Sindical Argentina-USA, sucesora de la FORA X Congreso. En 1926,
se constituye a su vez la Confederación Obrera Argentina (COA), marcando
diferencias con las anteriores y propiciando la organización de corte sindical
del movimiento obrero.
Organización Sindical
La Revolución Rusa de 1917, marcará un quiebre en la política
internacional, que dividiría el mundo en dos grandes bloques, el capitalista y
el comunista, este último marcado por la reivindicación de una sociedad
conducida por los trabajadores.
Lo cierto es que en el mundo capitalista genera
un cambio en la relación capital-trabajo, donde el sindicalismo pasa de la
ilegalidad a ser un factor clave de crecimiento, especialmente en lo que
refiere al consumo y el efector multiplicador en la inversión, tal como sostenía
las teorías de Keynes.
Con la creación en 1919 de la OIT (Organización
Internacional del Trabajo), organismo tripartito conformado por Estados,
empresarios y sindicatos, impulsó la legalización y conquista de derechos en
los diferentes países.
Especialmente, luego de la Crisis del 30 y de
la Segunda Gran Guerra de 1939-45, los países conducidos especialmente por
partidos socialdemócratas desarrollarán políticas estatales que nutrían de
derechos sociales, fundamentalmente a partir del reconocimiento del trabajo
como factor de crecimiento. De esta manera, la fase de expansión y crecimiento
de 1945 a 1973 conocida como “edad de oro”, fue categorizada así por el
historiador Eric Hobsbwan, que logró un crecimiento con pleno empleo y salarios
altos.
Sin embargo, las reivindicaciones sindicales no
cesaron, tal como se expone en la película italiana “La Clase Obrera va al
paraíso”, de Elio Petri, con la actuación de Gian Maria Volonté, especialmente
en la asamblea en la fábrica por la discusión del “destajo” y la huelga. En la
misma se pueden ver los cambios organizativos y reivindicaciones del movimiento
sindical.
En tanto que en argentina, la expansión del
movimiento sindical tendrá un condicionante, el Golpe de 1930, donde en la
primera etapa de la dictadura militar establecida, se conformaría la Central
General del Trabajo (CGT), que en sus primeras actuaciones tendría una relación
complaciente con el régimen. Sin embargo, la CGT tendría su primer congreso
constituyente en 1936, donde comienza a tomar acciones políticas propias.
El punto más importante fue el 1 de Mayo de
1936, donde realizaron un acto de más de 160.000 personas, donde participaron
José Domenech (CGT), Arturo Frondizi (UCR), Lisando de la Torre (PDP) y Mario
Bravo (PS).
Posteriormente, la CGT se dividiría en dos
bloques, la CGT N° 1, conducida por José Domenech, y la CGT N° 2, encabezada por Francisco Péres Leiros. Así,
al momento del golpe en 1943, en argentina coexistían cuatro centrales FORA
(anarquistas), USA (sindicalista revolucionaria), CGT N° 1 (socialistas y
comunistas) y CGT N° 2
(socialistas y comunistas).
Desde el golpe de 1943, cobraría protagonismo
el entonces Coronel Juan Domingo Perón, que convertiría la Dirección de Trabajo
y Previsión Social, constituida como una especie de registro de actividades del
movimiento sindical, en una Secretaría, que reconocería derechos laborales y
comenzaría a desarrollar políticas públicas a favor del sector.
Este relación explica, en gran medida, porqué
las y los trabajadores salieron a las calles el 17 de octubre de 1945,
exigiendo al régimen militar la liberación de Perón y la convocatoria a
elecciones. Este punto marcará una nueva etapa de la historia sindical
argentina.
Durante el gobierno de Perón, al igual que en
los países conducidos por la socialdemocracia, desplegará un nuevo rol del
Estado en relación con el movimiento sindical. Así, los derechos laborales
quedarán plasmados en la Constitución de 1949 y expresados en una profunda
redistribución de ingresos en la economía.
Tras la caída de Perón, la expansión del
movimiento sindical será constante a pesar de las represiones que sufriría. A
comienzos de la dictadura, la CGT se dividiría entre las 62 Organizaciones, de
corte peronista, y los 32 Gremios Democráticos, de perfil antiperonista, y el
grupo de sindicatos independientes.
En 1957, en La Falda (Córdoba), la única
regional que fue rescatada de las intervenciones de la dictadura aprobó un
Programa que será retomado por las 62 Organizaciones en 1962. A su vez, la CGT
lograría su normalización hacia 1963, tras la recuperación democrática durante
el gobierno de Arturo Illia (UCR). Con el golpe de 1966, si bien gran parte de
la dirigencia sindical acompañó el derrocamiento de Illia, esto no evitaría que
se intervengan los principales gremios (UOM, textiles, ferroviarios, etc).
Es en este momento que se constituye el
sindicato del Personal Civil de las Fuerzas Armadas (PECIFA) es un gremio
específico del personal civil y los docentes civiles de la Defensa Nacional.
Creado en 1959, con personería jurídica gremial N° 825.
Con expansión de la industria automotriz en
Córdoba y la aglomeración de trabajadores en el conurbano de la ciudad,
impulsaron la práctica de nuevas formas de organización sindical. Así, entre
1968 y 1970, la CGT se dividió entre la CGT Azopardo y la CGT de las
Argentinos, de corte clasista y con fuerte protagonismo en rebelión del
Cordobazo en 1969. Hacia 1970, se reunificaría la CGT, bajo la conducción de
José Rucci, que sería asesinado en 1973.
Durante el tercer gobierno del General Perón,
si bien la CGT había quedado debilitada tras la muerte de Rucci, entraría en un
proceso de persecución y represión que se profundizaría durante la dictadura
militar de 1976 a 1983.
En el caso argentino, la dictadura de 1976
intervino todos los sindicatos. Las organizaciones resistieron en la
clandestinidad gran parte del proceso A su vez, la profunda
desindustrialización que sufre la economía provoca un debilitamiento de las
estructuras sindicales. Hacia finales del proceso, en 1981 se forma le CGT
Brasil, que posteriormente a la Guerra de Malvinas se dividiría, formándose
otra central en la calle Azopardo.
Actualidad del Movimiento
Sindical
Desde mediados de la década del sesenta, se
percibía una crisis del modelo de acumulación fordista, basado en la cadena de
montaje, los salarios altos y una sociedad de consumo, concomitante con un
Estado de Bienestar que garantizaba derechos sociales.
Esta crisis se expresaría socialmente en los
levantamientos juveniles en diferentes países. Como hemos citado a Argentina el
Cordobazo de 1969 se le suman Berkeley en 1965 y en 1968 en Francia, México,
Italia, Brasil, Uruguay, Checoslovaquia, entre los movimientos más destacados.
Ante esta situación, el capitalismo se
reconfigura, entra en un proceso de globalización de su producción,
especialmente en la descentralización del proceso permitida por la alta
tecnificación, buscando países de menor regulación laboral y salarios más
bajos. Esta situación debilita el movimiento sindical y provoca una crisis del
Estado de Bienestar. A lo que se suma la caída del bloque soviético, que ponía
fin a una experiencia del comunismo.
Este proceso interpelaría los derechos
sindicales y abriría paso a la fase neoliberal del capitalismo. Las propuestas
neoliberales tienden a flexibilizar las relaciones laborales y a reducir los
derechos del trabajo.
La nueva configuración tecnológica y las
relaciones laborales se pueden apreciar en la película franco-británica
“Recursos Humanos” de Laurent Cantet, con la actuación de Jalil Lespert,
especialmente en la escena donde el hijo interpela al padre por no plegarse a
la huelga. Es importante señalar la presencia tecnológica en el proceso, el
liderazgo de la mujer y las tensiones intergeneracionales.
Al recuperar la Democracia, en 1986 produce el
Congreso normalizador de la CGT, después de 11 años del último en 1975. Con
1478 delegadas/os y 4 millones de trabajadoras/es de 156 sindicatos. La unidad
se mantendría hasta 1990, cuando se conforme la CTA (Central de los Trabajadores
Argentinos), sector que resistiría las políticas neoliberales desplegadas desde
1989. A su vez, en 1994 se configura un grupo interno en la CGT que luego
derivaría en el Movimiento de los Trabajadores Argentinos MTA, que luego
conducirían la CGT. En tanto que la resistencia social también configuraría la
Corriente Clasista y Combativa.
La crisis del 2001 marcó un punto de inflexión
en las políticas neoliberales y la recomposición de los derechos sociales y
laborales. Sin embargo, la nueva política desplegada por el gobierno nacional
desde 2003, generó divisiones al interior de la CGT y la CTA, entre aquellos
más cercanos a establecer una relación de acuerdo con la administración actual
y aquellos que proponen una confrontación y reivindicaciones de mejoras para el
sector.
Si bien la descripción de la actualidad puede
se acotada, refiere a un mero escenario que se está viviendo en el presente y
donde las y los trabajadores siguen haciendo historia.
·Lic. Ricardo Romero: Politólogo UBA/UNSAM; Profesor Titular de Economía
Política del CNBA e Interino de Problemáticas Contemporáneas del CPEL. Director
del Observatorio de Política Latinoamericana – IEALC-FSOC – UBA. Responsable
Departamento Formación Virtual – INADI. Editor del Blog: Poder y Sociedad (www.ricardoromeroweb.blogspot.com).Colaborador especializado en Tiempo Argentino y Miradas al Sur. Publico
libros como: La lucha continúa. El movimiento estudiantil argentino en el siglo
XX; El Brasil de Dilma; Política y Gobierno en Mariano Moreno, entre otros.
Web: www.ricardoromero.com.ar TW @Richardbsas Correo Electrónico: politologoromero@gmail.com